jueves, 24 de abril de 2014

Momento Keane

"This could be the end of everything. So why don`t we go, somewhere only we know"
(Keane, banda británica. Canción titulada Somewhere only we know y que pertenece al álbum Hopes and Fears)


Hoy me he despertado temprano, y como cada mañana automáticamente mi mente ha empezado a organizar todo lo que tengo que hacer durante el día. Sin embargo, justo antes de abrir los ojos y ver los reflejos del sol atravesando las aberturas de la persiana de mi habitación, me ha venido un pensamiento: Necesito escuchar a Keane. Así que mientras desayunaba, me he dicho a mí misma: “¿Cómo es que aún no le has dedicado una entrada en el blog a Keane? Ya estás tardando”. Y aquí estoy, dispuesta a regalar un trozo de este espacio a mi banda favorita, a mis ingleses favoritos.

Es curiosa la forma en la que comencé a escuchar al grupo en serio. Cuando añado “en serio” me refiero a que me puse a escuchar todas y cada una de sus canciones, disfrutando con cada uno de sus matices. No es que simplemente escuches una de sus canciones en la radio y pienses que son buenos, es el hecho de querer conocer más de ellos, de que se cree la necesidad de escuchar todas las composiciones que han creado y tocado.

Algunas personas creen en las casualidades, el destino o la suerte. La verdad es que no sé si creo en ello o no, pero en lo que sí deposito mi creencia es en los “momentos de lucidez”. Más que en el destino, pienso que tomamos decisiones o cometemos ciertos actos que son de gran lucidez. Puede que de forma consciente o inconsciente, pero movimientos inteligentes que nos permiten disfrutar de experiencias increíbles. ¿Y por qué cuento esto? Porque hace unos años tuve uno de esos grandes “momentos de lucidez”, y me permitió adentrarme en el fantástico mundo de Keane. Muchos años atrás yo ya había escuchado al grupo británico. 

Canciones como This is the last time y Everybody’s changing me cautivaron. Sin embargo, no sabía cómo se llamaba el grupo y en esos días sólo quedaron en mi recuerdo. El tiempo pasó, y a pesar de los años que pasaron entre esos días y la llegada de mi “momento de lucidez”, todavía esas letras rondaban en mi cabeza. Hasta hace tres años, cuando decidí que no podía posponer más ese momento y comencé a investigar. Busqué This is the last time en Google y encontré el nombre del grupo: Keane.

Desde ese instante dejaron de ser desconocidos, y esa palabra pasaría a ser, para mí, un sinónimo de happiness. Algunos diréis: “¿Cómo no los buscaste la primera vez que los escuchaste? No supiste valorarlos entonces”. No os quito razón. Y aún hoy me regaño cada vez que recuerdo la decisión de posponer mi “momento de lucidez”. No obstante, por otro lado me alegro. Y es que ahora, con más años vividos y más experiencia (y espero que con más madurez) es cuando verdaderamente soy, y somos, capaces de valorar las cosas de verdad. Cuando somos pequeños a veces nos cuesta saber qué es lo queremos, pero siendo adultos es algo que se tiene o se debería tener más claro. Y yo quiero a Keane en mi vida siempre. Así que Keane ahora forma parte de mi vida casi diariamente, y no puedo estar más orgullosa de ello.

Mientras pensaba en la manera en la que abordar esta entrada especial del blog, mi cabeza se puso en marcha y comenzó a buscar algún objeto con el que comparar al grupo haciendo así una pequeña metáfora. Sí, soy una adicta a hacer metáforas con todo lo que pillo. Pero entonces fui consciente que para mí Keane no se puede comparar con un objeto o con un sentimiento. Para mí Keane es la plasmación de un momento en música. Gracias a ese “momento de lucidez” que tuve, los conocí. Por lo tanto, no hay mejor manera de definirlos que como un momento en concreto. Keane es como una tarde de invierno en la que estás en casa, sentada en un sofá con un café en la mano y con una manta protegiéndote del frío. Con la otra mano tocas los cristales de la ventana de la habitación, que al otro lado muestran la lluvia más bella de todas. ¿Por qué este momento? Lo explico.

Keane es como ese aire frío que se cuela por debajo de la manta que te cubre. Esa brisa fría que te eriza la piel y te hace sentir cada uno de los poros de tu ser. Las canciones del grupo provocan esa misma sensación en mí. Sus bellas canciones me transmiten tanto que hasta mi piel tiene la necesidad de manifestarse. Pero Keane también es la manta, la que te protege de lo que te rodea, porque cuando los escuchas es como si estuvieras en el lugar más cómodo y seguro del mundo. Consiguen que olvides todo lo que ocurre a tu alrededor y te aferras a esa manta como si fuera el mayor de los tesoros.

El café también es similar al grupo inglés. Una vez que lo pruebas, te enganchas y no puedes prescindir de él. Es la energía que te levanta por las mañanas, es el olor familiar que te hace recordar buenos momentos, es el sabor diferente que sienta tan bien a cualquier hora del día. Keane es energía, pasión y sabor. ¿Sabor? Sí, porque cada una de sus letras hay que escucharlas con calma, despacio. Hay que saborear cada una de las notas que tocan, hay que experimentar con el sabor que se queda en el paladar y que con gusto repasas una y otra vez.

Pero sobre todo, Keane es como la lluvia que se muestra detrás del cristal: pura, natural, bella, cautivadora, fuerte y delicada a la vez. Es una tormenta que rompe los esquemas, pero también una única gota de lluvia que cae con sutileza. Y uno mismo, es ese dedo que se aproxima a la ventana, que toca con cuidado el cristal y que juega con la humedad y las gotas que van cayendo hacia el final del vidrio.

Entonces, se crea una fotografía, un momento… Una captura con cuatro lados con nombre propio: Tom, Tim, Richard y Jesse. Es ese momento el que define a Keane y que le hace diferente al resto. Y sí, cada grupo de música o cantante puede llegar a convertirse en una instantánea, pero sólo Keane consigue hacer magia. ¿Y sabéis por qué? Porque es el único grupo que hace que te quites la manta, que dejes el café, que le hagas frente al frío y que el dedo se aleje del cristal. Sales a la calle, lo haces con Hopes and Fears  y  sigues adelante. Entonces, abres la puerta y esa lluvia provoca que estés Under the iron sea, que no ahoga sino que reconforta. Y entonces la magia hace el resto. Todas esas gotas de lluvia se unen, formando una Perfect Symmetry que nos invade y que con una inconfundible sintonía forma una puerta, la entrada de un lugar maravilloso llamado Strangeland. Das el paso, entras y entonces llegas a un lugar que sólo nosotros conocemos (Somewhere only we know) y del que no querrás escapar nunca jamás.


                                    De izquierda a derecha: Richard, Tom, Jesse y Tim.
                                                     Fuente: Facebook de Keane

1 comentario:

  1. Me encanta esa idea de "lucidez" para descubrir o investigar más de un tema, una persona, un libro o un grupo de música.
    Ese momento de "lucidez" es el perfecto el idóneo, para descubrir, el momento y la hora precisa para cada cosa, y que aveces pensamos que llega, pero no nos llega, y cierto tiempo después vuelve a nosotros para maravillarnos, iluminarnos e ilusionarnos.
    Esa sensación es magnifica, la aportación, no solo de la cosa descubierta, si no de nuestro cambio, de darnos cuenta de esa madurez que nos llega sin quererlo de golpe con nuestro descubrimiento.

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