lunes, 10 de noviembre de 2014

¿Conformarme? No, gracias. Me gusta ser una oveja azul

El conformismo es el carcelero de la libertad y el enemigo del crecimiento”. 
John F. Kennedy

Nunca me gustó lo fácil. Los caminos rectos con una buena señalización siempre me parecieron aburridos, menos constructivos y definitivamente no eran para mí. Tampoco puedo negar que es lo más sencillo. Menos problemas, menos darle vueltas a la cabeza. Supongo que las circunstancias de mi vida y yo misma, como un conjunto, no hemos dejado que pasemos por esas avenidas.

Avenidas con muchas, muchas curvas y sin apenas señales es lo que estoy acostumbrada a recorrer. ¿Mi brújula? Mi sentido común. ¿Mis zapatos para recorrerlo? Mis principios y mis valores. ¿De qué me alimento mientras lo cruzo? De la vida, de lo que me hace de verdad feliz, de mis aficiones y no las de los demás.

¿Por qué conformarse con el camino fácil? Socialmente puede que esté más aceptado, está claro que si dejas ese sendero y optas por el otro van a crecerte enemigos en forma de malas hierbas, envidias y rechazos por ambos lados de la carretera. Pero no os preocupéis, tengo una buena hoz para que no me impidáis cruzar, porque no se trata sólo de caminar, es que si cedo a vuestros obstáculos dejo de ser yo, me traiciono a mí misma, y eso es un lujo que jamás voy a darme. Respeto demasiado mis valores y mis ideales como para tirarlos por gente que no me acepta. No quiero ser normal si eso supone ser lo que es ser normal hoy en día. Os respeto por conformaros, pero pido el mismo respeto para los que somos diferentes porque ya tenemos suficiente con hacer frente a los rechazos de muchos de vosotros. Y bueno, la gente que no me acepta me hace darme más cuenta que prefiero ser diferente o “extraña”.

No quiero conformarme con un trabajo que no me llena, con el que no estoy de acuerdo moralmente. No voy a emborracharme ni a drogarme porque es lo normal, porque es lo que algunos ven como “habitual en la juventud”. No voy a escuchar la música con la que nos bombardeáis en las emisoras de radio. No voy a compartir mi vida con una pareja que queréis meterme entre ceja y ceja por el simple hecho de no estar soltera. No voy a obligarme a encajar en un grupo de amigos si para eso tengo que dejar de ser yo.

¿Y sabéis por qué tantos no? Porque no me conformo, no quiero nada de eso. Quiero un trabajo que me haga feliz, que desarrolle mi creatividad, mis conocimientos y que me hagan enriquecerme de cultura cada día. Prefiero una buena cafetería y un buen café donde las conversaciones invadan el ambiente y pueden desarrollarse con total libertad sin que los hielos, los gritos y la vergüenza las interrumpan. ¿Por qué no un museo para admirar? A veces el silencio lo dice todo.

¿Cómo voy a conformarme con la “música moderna”? Lo siento, los clásicos son la verdadera música para mí. La música clásica, el folk, el jazz, el rock, el country… No insultéis mi pasión por la música obligándome a escuchar lo que ponen en las discotecas. Ahora mismo escucho a Johnny Cash. Él me inspira. ¿Te parece antiguo? A mí me parece un soplido de frescura entre tanto reggaetón.

¿No habéis ido nunca la frase “Los solteros son personas lo suficientemente inteligentes como para esperar a la persona adecuada”? Pues hacéroslo mirar porque ya basta de preguntas y de incordiar. A lo mejor has tenido suerte y has encontrado a esa persona, o simplemente te has conformado con lo primero que has visto; pero otros no nos conformamos. Sabemos lo que queremos, lo tenemos claro. Que a lo mejor nunca llega, quizás; pero no voy a caer en el miedo y estar con una persona que no me gusta, que no encaja conmigo, que no me aporta nada. ¿Que lo que busco no existe? Sí, existe, lo sé, así que no será tan imposible.

Fotos con miles de amigos en una red social y en otra, mil contactos en el móvil y sentirse parte del grupo. ¡Qué bonito! ¿Pero cuántos de esos están cuando necesitas un simple abrazo o una frase de apoyo en los momentos difíciles? Sí, la fotografía se va difuminando hasta que te quedas con los amigos de siempre, los que se cuentan con los dedos de una mano, los de verdad, los que te quieren por cómo eres, con tus defectos y virtudes. No compensa cambiar por formar parte del grupo porque yo no quiero presumir de tener muchos amigos, quiero poder estar orgullosa de que he elegido a los miembros de mi familia llamada amistad.

Es normal flaquear a veces, ya que tomar el camino largo implica más sufrimiento y hacer frente a más obstáculos. Yo misma he llorado por sentirme diferente, por sentir que voy a contracorriente del mundo, por verme como una oveja azul entre un rebaño plagado de blanco. Lloras, piensas, te mortificas a veces; pero luego hay una luz que te ayuda a levantarte y a ver que entre tanto blanco, eres la nota de color. Y levantas la vista y ves que no eres la única, que también hay otras ovejas de colores y que son como tú, que te comprenden y que luchan como tú, que no se rinden y que luchan por lo que creen y por sus verdaderos sueños.

¿Así que es bueno conformarse? No. ¿Es entonces malo? Tampoco. Son dos caminos diferentes, ni uno mejor ni otro peor. Son dos formas de ver la vida y de sentirla. Simplemente es suficiente con respetar al otro. No es difícil, ¿verdad? Es hora de que dejemos a la gente ser como es. Tú de una forma, yo de otra. Valores como el respeto y la empatía se pierden, pero bueno, que los demás los olviden no significa que yo deba hacer lo mismo, así que de nuevo hay tomar el camino difícil cuando intentas comprender a los que no son como tú cuando ellos te juzgan y te cuestionan sin conocer tu yo profundo.

Yo os animo a ser como de verdad os sintáis. Sólo siendo vosotros mismos vais a poder conseguir lo que os hace libres y os ayuda a crecer. Da igual ser ovejas azules, negras, blancas, moradas o amarillas; lo importante es que vosotros decidáis la que queréis ser y que respetéis a las demás porque puede que algún día las cosas cambien y pases de ser normal, a ser el diferente, y entonces lo comprenderás.