"La confianza en sí mismo es el requisito para las grandes conquistas"
(Ben Jonson - Poeta, dramaturgo y actor inglés nacido en 1572)
¡Qué fácil resulta para algunos
confiar en ellos mismos, y qué difícil es para otros! Lo que es la vida. Lo que
para algunos es algo tan común, para otros supone un paso que sólo son capaces
de dar a lo largo de mucho tiempo. Y algunos, desgraciadamente, ni siquiera lo
dan en el largo camino de la vida.
Trabajar, estudiar, vivir… Tareas
tan cotidianas que en ocasiones ni nos preguntamos la manera en las que las
desarrollamos. Estamos tan absorbidos por otros aspectos que dejamos a un lado
si hacemos bien nuestro trabajo e incluso si lo disfrutamos. Y muchas veces no
es porque no nos guste, sino porque no sabemos darnos a valer. Pensamos que no
estamos hechos para ello o estamos convencidos de que siempre hay alguien
mejor. Y sí, siempre habrá una persona que destaque por encima de nosotros y al
que nos gustaría parecernos. Pero esto no trata de ser como él o ella ni de
sentirse inferior, la vida y el trabajo va sobre confiar en uno mismo y
demostrarnos que podemos hacer grandes cosas, que no tienen que ser enormes
para los demás, pero que para nosotros supone un gran paso y que nos ayudan a
creer en nosotros mismos.
A la gente que opina que confiar
en uno mismo es algo sencillo y que no entienden cómo alguien no es capaz de
hacerlo, le doy la enhorabuena. Tenéis una capacidad increíble, pero un pequeño
apunte: mantened los pies en el suelo porque la confianza es como un globo, y
cuanto más lo inflemos más nos elevará. Sin embargo, nadie está a salvo de una
ventisca en lo alto del cielo que atente contra nuestro “confiado” globo y lo
haga romperse tan rápido que ni prevenimos la caída. Quizás el truco está en
inflarlo despacio y sin ahogarnos, porque vivir pegado al suelo a veces nos
limita a la hora de disfrutar de muchas cosas, y volar… Eso es lo que de verdad
nos hace sentir vivos.
Disfrutar trabajando, reír y
gritar cuando se nos ocurren ideas creativas, llorar cuando alguien se emociona
o valora nuestro esfuerzo, saltar cuando alguien te reconoce por ayudarle en su
proyecto… Son sensaciones sólo disponibles para los que se atreven a volar con
un pequeño globo, pero que no debe flotar demasiado lejos por dos motivos: creérselo
demasiado siempre es contraproducente porque nos quitamos el cinturón de la
humildad, y porque al no estar tan alejados del suelo podemos seguir observando
la realidad. Y es que las mejores ráfagas de aire para llenar ese globo, surgen
de lo que vivimos estando en el suelo.
Suscribo totalmente las palabras
del poeta inglés Ben Jonson: las mejores conquistas sólo se obtienen si
confiamos en nosotros mismos. Y no lo digo a la ligera. Yo también he pasado
momentos en los que no he creído nada en mí ni en lo que podía hacer, y tengo
que reconocer que así no se disfruta verdaderamente de lo que uno hace.
Hay personas que, por suerte,
tienen al lado a alguien que les ayuda a motivarse y que les dicen
constantemente lo que valen (aunque a veces no valgan tanto). Otros, lo tenemos
más difícil porque sólo nos tenemos a nosotros mismos para luchar y darnos
fuerza para entender que sí podemos y que somos capaces de hacer cosas que son
importantes para nosotros. Y otro pequeño dato, cuando alguien nos lo dice –sin
tener por qué hacerlo- es porque de
verdad hay algo en nosotros, y no son simples ánimos rutinarios que se quedan
en palabras y no en auténtico apoyo.
Me gustaría añadir, porque me
parece oportuno, otra frase. Esta vez de Les Brown y que da continuidad a lo
que quiero dar a entender: “La opinión de la gente no tiene por qué convertirse
en realidad”. Que algunos no crean en ti o no vean lo que vales, no significa
que no tengas nada que aportar. Todos, creo que absolutamente todos, tenemos capacidad.
Unos en unas materias y otros en otras, pero todos somos válidos. Lástima que
gran parte de la humanidad carezca de un globo que les permita creer y avanzar.
Y es que no vale sólo con serlo, sino que también hay que creérselo. Esa es la
fórmula para lograr esas maravillosas conquistas. Ojalá viviéramos en una
sociedad en la que se apuesta por ayudar a creer a los niños. No quiero ni
imaginar cuántos talentos se han perdido porque nadie les apoyó ni ellos
tuvieron la capacidad de hacerlo.
Así que lucha, cree, porque nadie lo hará por ti, y la vida a pesar
de que es larga, también es corta para desperdiciarla en torturarnos. Démonos la
oportunidad de vernos tener éxito, triunfar, pero sobre todo de disfrutar de lo
que hacemos. No seamos otro de esos talentos que desaparecen sin llegar a
volar, porque si no valemos para una cosa, siempre lo haremos para otra. Y es
que no hay mejor conquista que la que nos hace vivir, y para ello debemos
atrevernos a confiar.
Fuente: Recursos TIC/Antonio Ortega Moreno
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