martes, 1 de septiembre de 2015

Inside Out, más que una película.

"Estaría oyendo sus historias todo el día. Yo sólo quería que Riley fuera feliz"
Alegría

"Llévala a la luna por mí"
Bing Bong

"Llorar me ayuda a dejar de obsesionarme con el peso de los problemas"
Tristeza


Inside Out (Del revés en España) se ha convertido ya en una de esas películas de las que todo el mundo habla. Millones de personas ya han disfrutado de la nueva creación de Disney Pixar en las salas de cines de todo el mundo, y la gran mayoría de críticas son muy positivas. Yo me encuentro en el grupo de personas que la consideran una obra de arte. Algunos piensan que ese calificativo es exagerado. Cada uno valora las cosas según sus pilares personales. Hay gustos y vivencias para todo. Según cómo sea tu vida y cómo se vayan creando tus valores, apreciaras unas cosas u otras. En esta entrada voy a explicar por qué para mí Inside Out sí es una obra de arte.

Si aún no has visto la película, no sigas leyendo o hazlo bajo tu responsabilidad. Voy a tratar aspectos fundamentales y no quiero spoilearte. Si te detienes aquí, te invito a leer esta entrada cuando hayas visto Inside Out.

En mi escala de valores, las películas que considero obras de arte son las que más allá de ofrecernos una propuesta visual, nos obsequian con un producto que nos da la posibilidad de hacernos pensar y de darle una vuelta a nuestros puntos de vista. Me gustan las películas que nos ponen en la piel de otros, que nos dan la posibilidad de entender a personas distintas y que nos hacen reflexionar sobre si estamos haciendo las cosas bien o mal. Evidentemente, también hay que saber apreciar otros aspectos como la banda sonora, la ambientación, la fotografía, el talento de los actores... Pero la línea que hay entre una película y una obra de arte, para mi gusto personal, es la capacidad de reflexión y de lectura. Aunque este último punto también es básico ya que no todos sacamos las mismas conclusiones de las cosas. En otra entrada haré una reflexión sobre la capacidad de lectura que tiene cada persona.

Inside Out cruza esa línea. A la vez que disfrutas de su colorido y de su originalidad a la hora de explicar cómo funciona la mente (algo bastante complejo de exponer), también te das una vuelta por los recuerdos de la infancia. Aquellos momentos que te hicieron ser como eres, aquellos aspectos que construyeron tus principios y que finalmente conformaron tu personalidad.

Uno de los aspectos que más valor le dan a la película es cuando vemos caer una a una las islas de personalidad de Riley. Todos, en algún momento de nuestra vida, creo que hemos sentido esa sensación. Todos hemos vivido alguna situación crucial que ha provocado que algo que creíamos o sentíamos se ha venido completamente abajo. Sobre todo en la infancia, cuando vemos que no todo es tan maravilloso como nos parece. Cuando crecemos somos más conscientes de la realidad y vivimos en nuestra piel sensaciones como la frustración, la decepción y el sentirse perdido. Pero la caída de esas islas también nos ayudan a crecer, a ser más complejos y a convertirnos en personas con más matices y menos simples. Por lo que también aprendemos a ser menos egoístas, a sentir más empatía y a saber apreciar los buenos momentos. Aunque algunas personas tardan más que otras en darse cuenta.

El valor de crecer y hacerse mayor, de comenzar a enfrentarse a más retos de la vida me parece que está magnificamente expresado en la película. Yo al menos sentía una punzada en el corazón con la destrucción de cada isla.

Otro apartado de la película que me encantó fue el de la inclusión de Bing Bong, el amigo imaginario de Riley. Es cierto que no hay demasiados niños que tengan amigos imaginarios en la actualidad, pero me gustó que se les diera representación en la película porque esos niños también necesitan sentirse identificados en ese aspecto. Bing Bong es la clara representación de la infancia más dulce de Riley, además de también cumplir la función de lo que dejamos atrás. En la frase que he seleccionado de él, no puede caber más ternura y dolor a la vez. Cuando nos hacemos mayores, muchas veces nos olvidamos de las cosas que nos hicieron felices de niños. Olvidamos la mayor parte de las cosas que más nos gustaban cuando tan solo contábamos con cuatro o cinco años. Y cuando somos mayores no prestamos atención a personas que son importantes en nuestra vida, y nos enfocamos en otras que no lo deberían ser tanto. 

Jamás debemos perder ese espíritu infantil. No hay que dejar ir del todo a nuestro yo más pequeño. De vez en cuando también hay que hacerle salir porque creo que darle un poco de libertad es de las cosas más sanas que existen. A mí, por ejemplo, me gusta preguntar cómo era yo de pequeña y ver cómo he cambiado. Eso también me ayuda a darme cuenta de cuánto queda de esa niña pequeña en mí y qué cosas hicieron que hoy sea como soy. Tenemos que cuidar más a nuestro pequeño yo, y en otros casos, tampoco olvidarnos de ese amigo imaginario que era insustituible.

El final de Inside Out también tiene un mensaje muy importante: la tristeza va de la mano de la alegría. Si siempre fuesemos felices sería difícil apreciar cuáles son los verdaderos momentos de felicidad. La tristeza es necesaria porque nos permite desahogarnos, nos ayuda a saber ver qué es lo que nos hace felices y a valorar más a la gente. Pero sobre todo, nos ayuda a empatizar con personas que sufren lo mismo o que piensan igual. La alegría es fundamental, pero no sería tan fuerte sin la tristeza puesto que con ella también disfrutamos de la melancolía, que es un sentimiento con una fuerza infinita. Me encanta la escena en la que Riley está llorando y gracias a eso, todos intentan animarla hasta hacer que ese momento sea feliz. Alegría y tristeza van siempre de la mano, formando ese tándem que nos convierte en puramente seres humanos.

Por último, quiero dedicar mis últimas palabras de esta entrada a mi personaje favorito sin ninguna duda. Yo me enamoré de Alegría en el preciso instante en el que la vi en la película. Es un personaje tierno, divertido, simpático, loco, se preocupa mucho por Riley y la quiere más que a nadie.La frase que he seleccionado de Alegría es la que me hizo romper a llorar. Sí, lo reconozco, lloré. Nunca suelo hacerlo pero ese personaje amarillo con su lindo pelo azul hizo romper algo en mí. He leído en internet calificativos hacia Alegría como insoportable, inaguantable, demasiado feliz (¿ahora eso es malo?), excesivamente entusiasta... Respeto a todo aquel que piensa eso, pero yo la sigo adorando más. Y cuanto más la critican, más me gusta. ¿Y sabéis por qué me gusta tantísimo Alegría? Porque creo que todos, incluso las peores personas, deberían tener a una pequeña Alegría en su vida que hiciera todo lo posible porque fueran felices y recuperen a ese niño divertido e inocente. Todo el mundo merece alguien que le haga feliz.



2 comentarios:

  1. Holita! ^^
    muy bonita reflexión de una de las mejores películas de animación de este año, y de muchos :D bueno como sabes no lloré... que insensible soy.... pero quizás es eso, que en partes si que me sentí identificada y en otras no.... habría que volverla a ver para admirarla y re-flexionarla de nuevo más profundamente, por que el tema de los sentimientos, la mente, las fases... chapo, tan bien detallados y representado, que da hasta miedo...
    Mi personaje favorito por supuesto es Tristeza... es tan yo ^-^ y la melancolía una de las mejores "mezclas" de la película :D
    Hasta la próxima! Saludos!

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    Respuestas
    1. ¡Hola guapa!

      Claro, cada persona se siente identificada de una manera u otra, o no consigue conectar. Pero en eso también está lo interesante, saber respetar a los demás y debatir qué es lo que ha percibido cada uno. Cada persona hace una lectura diferente y eso es lo que enriquece a la gente y al producto en sí mismo.
      Tristeza es también un personaje muy tierno, pero yo con Alegría es que me derrito :).

      Gracias por comentar. Nos leemos ^^

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