BELLA ESMERALDA
El domingo es mi día favorito de la semana. Me encanta ir por las
mañanas al parque y ver a los niños jugando a la pelota, montando en bicicleta
o paseando con sus padres. Echo tanto de menos esa sensación… Ha pasado tanto
tiempo desde el día de mi creación
que casi ya no recuerdo cómo era sentir piernas y brazos. Casi he olvidado la
sensación del aire jugando con mi pelo y de las gafas sobre mis grandes ojos color verde. Antes no
tenía mucho éxito entre la gente, pero ahora estoy a un nivel en el que parezco totalmente invisible. Y sólo cuando alguien
se percata de mi presencia, intenta acabar con mi simple vida.
Ayer vi al director de mi colegio. Siempre tan
serio y tocándose su oronda barriga. Nunca ha sido un apasionado de su oficio,
pero la verdad es que se preocupó cuando ya no volví más a clase. Mis
compañeros deben de pensar tantas
cosas sobre mi desaparición repentina
que seguro que se han imaginado las cosas más horribles. Por un lado, eso me
hace sentir especial ya que
realmente no me ignoraban tanto como pensaba, pero me hace echar más de menos
mi vida anterior.
No tengo ni idea de si
mi situación actual tiene alguna solución,
pero llevo ya dos meses sin poder dejar de ser lo que soy ahora. Cada hora es
como si pasase un día entero y ya no sé qué pensar o hacer. Por una lado, no
echo de menos ser humana, pero sí
las sensaciones que se sienten. Con mi forma actual carezco de recursos que no apreciaba cuando era
una persona de carne y hueso. Soy tan frágil ahora, que una simple racha de viento,
puede costarme la vida. Y la verdad, ni siquiera sé cómo he logrado mantenerme
viva tanto tiempo. Supongo que al ser el primero y el último de mis principios como este ser, es casi
involuntario.
Los días se me hacen
eternos, y recorro de cabo a rabo
mis lugares favoritos de la ciudad. Paso mis días intentado recordar los buenos
momentos vividos, pero al final mi cabeza siempre se traslada al momento de mi
transformación. No sé qué brujería, hechizo o maldición me echaron. Lo único
que recuerdo es que estaba sentada en un banco mientras leía. De repente
aparece una preciosa mariposa de un bello color esmeralda y se posa en mi mano.
Le quise ayudar a volver a retomar
el vuelo, pero no había forma de que se despegara de mi piel. Entonces, un rayo
de luz llega a mí sin poder
distinguir su lugar de procedencia. Cegada por la intensidad lumínica, cierro
los ojos. Lo último que logro ver es que el rayo de luz se centra en el punto
exacto donde está aquella mariposa. A pesar de no ver nada, noto cómo la mano
se va quemando por el rayo. Pero cuando intento tapar con la otra mano la
trayectoria, siento que no puedo. Mi cuerpo no me responde. Y unos segundos
después, todo deja de brillar. Cuando vuelvo a abrir mis ojos, ya no soy
humana.
Así
es cómo me convertí en mariposa. Ahora no voy
al colegio, ni hago deporte. Tampoco puedo hablar con mis padres, ni darle un
abrazo a mi gato. Puede que nunca vuelva a ser yo como persona, ni sentir lo
que ahora tanto anhelo. Tú que sí
puedes, disfruta por mí. Y si alguna vez encuentras una bella mariposa color
esmeralda, no intentes apartarla, pues podría ser yo buscando un poco de
humanidad.
Que bonito! ^_^
ResponderEliminarGracias ^^.
Eliminar