jueves, 8 de mayo de 2014

Viviendo

"Sólo se vive una vez, pero si lo haces bien, una vez es suficiente"
 (Mae West; actriz, cantante, guionista y dramaturga estadounidense nacida en 1893).


La frase sobre la que hablo hoy me gusta mucho, y no porque me dé la razón, sino porque es como un guantazo que recibo cada vez que la leo. Un guantazo que me hace darme cuenta de que a veces no sabemos aprovechar la vida, que se van pasando los días y no nos damos cuenta. Es un pequeño estímulo que me ayuda a salirme un poco de la monotonía de siempre.

Todos deseamos hacer cosas diferentes, que dependen de los gustos de cada uno, y siempre nos quedamos con la espinita porque no llevamos a cabo esos deseos por miedos, cobardía o pánico al riesgo. Nos cuesta mucho desprendernos de las ataduras que por otro lado también son cómodas. Sí, eso mismo que nos ata también nos resulta cómodo porque aunque nos hartemos de permanecer estáticos también es la excusa perfecta para justificar no quitarnos las cuerdas que no nos dejan salir. Es la zona que controlamos, que conocemos a la perfección y que no incorpora ningún riesgo emocional, laboral, mental…

Nos gustaría viajar a decenas de países, cantar y gritar en medio de la calle, atrevernos a decirle a alguien lo estúpido que es sin escondernos detrás de un seudónimo, abrazar a personas que apenas conocemos pero que nos resultan encantadoras, olvidarnos de los prejuicios de la gente y decir sin reparo lo que pensamos, ser políticamente incorrectos… Y miles de cosas más que alguna vez se nos han pasado por la cabeza y que hemos evitado que salgan de ahí con todas nuestras fuerzas.

Da igual lo que queramos, debemos empaparnos de la vida lo máximo que podamos, no ponernos barreras ni límites, hay que creer en lo que hacemos, disfrutar de cada rato, saborear cada segundo que pasamos en este mundo, a veces absurdo, porque nunca sabemos cuándo será el fin. Y bueno, lo absurdo a veces es hasta sano.

Siempre me ha llamado la atención la expresión “volver a nacer” que se dice cuando alguien sobrevive a un accidente o a algún problema de salud. La vitalidad con la que algunos de ellos enfrentan de nuevo la vida me parece admirable. Para ellos es una nueva oportunidad de aprovechar al máximo todo lo que casi se pierden, y el resto somos tan estúpidos que ni siquiera nos damos cuenta de lo que tenemos y no valoramos.

Y ya no es referido a grandes cambios, es que ni siquiera conseguimos disfrutar de los placeres pequeños. Vivir la vida intensamente no tiene que significar hacer grandes locuras ni llegar al desfase. Perfectamente encaja en saber ver lo que tenemos y apreciarlo. El olor de un libro; el sabor de nuestra comida favorita; los gritos de los niños en el parque; escuchar música; aprender cosas nuevas; escribir una carta a mano; pasar tiempo con los amigos; sentir de verdad un abrazo o un beso; disfrutar del encanto del sol, el aire y el mar… 

Son tantas las cosas que cada vez pasamos más por alto que ni somos merecedores de éstas. Yo me incluyo, he pecado en ese aspecto y en muchas ocasiones no he sabido disfrutar de un momento concreto. Por eso esta frase me gusta tanto, porque me recuerda que estoy actuando de forma estúpida y que no debo olvidar nunca que hay que sentir cada momento porque nunca sé cuándo será el último.

No hay comentarios:

Publicar un comentario