"En la actualidad la mayoría de la gente muere de una indigestión de sentido común y descubre cuando ya es demasiado tarde que lo único que nunca lamentamos son nuestros errores".
(El retrato de Dorian
Gray, novela del autor irlandés Oscar Wilde)
“Lo
único que nunca lamentamos son nuestros errores”… Una frase que en principio
puede resultar una contradicción, pero sólo hay que dedicarle unos segundos para
darnos cuenta que encierra una verdad tan grande que no todos saben descifrar.
Los
errores son los actos que cometemos y de los que nos arrepentimos
constantemente, lo que desearíamos borrar. Si nuestra vida y sus experiencias
fueran un libro en el que se va escribiendo todo, los errores sería lo que
rápidamente haríamos desaparecer con la goma rosada que se encuentra en el
extremo de la punta del lápiz con el que escribimos todo lo que nos pasa hasta
que dejamos de respirar. Pero es que esos errores son necesarios, son tan fundamentales
como el aire que necesitamos para sobrevivir. Errar nos hace auténticamente
humanos.
Los
errores son fallos, no son actos de los que sentirnos orgullosos, pero es lo que
nos ayuda a aprender, a mejorar. Es lo que nos va construyendo como personas, y
lo que determina los siguientes capítulos del libro de nuestra vida. Así que si
hacemos un repaso a nuestro pasado y recordamos esos errores, nos daremos
cuenta de que gracias a ellos hoy somos lo que somos. Dan forma a nuestra sabiduría,
y aunque en su momento pasáramos un momento malo, ahora los consideramos
fundamentales porque gracias a ellos el libro cada vez es mejor, gana en calidad
y humanidad. Todo lo que implique aprender tiene un lado positivo, y los
mayores errores son la mejor lección de aprendizaje.
Con
la primera parte de la frase no estoy al 100% de acuerdo. Creo que el sentido
común jamás es malo, ya que al igual que los errores es lo que nos confirma que
somos humanos, aunque cada vez menos gente demuestre poseerlo. Al final está
todo enlazado porque los errores son los que provocan que tengamos ese sentido
común. Pero sí que es cierto que a veces tener “tanta cabeza” nos limita a la
hora de vivir nuevas experiencias y de seguir aprendiendo. Creo que para que
ese sentido común permanezca sano, es bueno hacer pequeñas “locuras”,
atrevernos a salir de la aburrida rutina de siempre. Si no lo hacemos, creo que
al final acabamos volviéndonos locos. Así que sí debemos tener sentido común,
pero como dice el grandísimo Oscar Wilde nunca puede llegar a indigestarnos.
Sea
como sea, cada uno de nosotros es el que va escribiendo el libro de su vida.
Somos nuestros propios escritores, y únicamente nosotros somos los que podemos
reescribir el final.
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